Creer en alguien o algo significa saber que existe, creerle a alguien o algo implica un significado importante para la persona.
En continuo a lo anterior y aplicándolo estrictamente al aspecto Cristiano me doy cuenta que creer en Dios, no necesariamente implica creerle. En particular, en las culturas de Occidente, sería común escuchar que un gran porcentaje (no creo que sea menor al 90%, sin saber el dato oficialmente) de su población “crean en Dios”, luego entonces, ¿por qué tanta cultura de destrucción, de egoísmo, de intolerancia, de envidia, de libertinaje, de irresponsabilidad, de destrucción ecológica, entre otros muchos males?, y es que no suena congruente que si somos una cultura donde predomina la creencia en un Dios de amor vivamos en un mundo de odio.
En pláticas pasadas con amigos y compañeros, me comentaron que quizá yo sólo creía en Dios pero no le creía, al principio me sentí entre contrariado, ofuscado y hasta molesto, ¿cómo alguien puede siquiera opinar sobre mis creencias?, en parte yo tenía razón, nadie puede ser juez de otro, sin embargo, sí nos es permitido opinar, y aún en la más malintencionada de las opiniones podemos sacar conclusiones.
Cuando leo la Biblia, la comento con otras personas, leo opiniones, escucho aclamaciones termino asintiendo con la cabeza y me digo a mí mismo “ahhh, sí, así es como debe ser”, pero ¿tuvo un significado, es decir, lo creí?, creerlo es al final de cuentas escucharlo, guardarlo y hacerlo puesto que, por lo menos suponemos, tuvo un impacto real de vida.
¿Difícil creerle?, tal vez no, lo difícil es la responsabilidad que esto trae, al fin el conocimiento es poder, conocer de Dios y luego creerle es un gran poder, pero como se dice “por ahí”: un gran poder trae una gran responsabilidad.
Buen punto, escuchemos y guardemos la palabra (en otras palabras: creer y creerle), sigue el aspecto de "verbo" en la palabra: hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario